Un regalo de hace diez (o dos) años que te entregan sin esperartelo.
Darte cuenta que el "sistema inteligente" del teclado de tu movil ya reconoce la palabra "Panchito".
Darte cuenta de que la botella de agua de al lado de la cama está llena de agua después de un partido de futbol.
Una sonrisa de un transeunte (o transeunta) al azar por la calle.
Dios está en los pequeños detalles.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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