...pero me gusta contestar el telefono, con alegría. Saludando a quien me llame, con alegría. Y lo mejor de todo, es que no suelo hacerlo esforado, si no espontáneo. ¿Qué hay de malo en saludar a alguien con alegría?
De hecho, tengo la teoría, de que si el mundo entero fueramos un poco más sonrientes, se quitarían una gran cantidad de malos royos impresionantes.
He dicho.
martes, 3 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario